La participación activa de niños, niñas y adolescentes en residencias de protección no sólo propicia y fortalece el cumplimiento de otros derechos consagrados en la Convención sobre los Derechos del Niño, también tiene un impacto significativo en su salud mental. Este enfoque mejora su bienestar subjetivo y tiene importantes efectos terapéuticos que refuerzan su capacidad de enfrentar adversidades en entornos donde frecuentemente han experimentado graves vulneraciones de derechos.
A nivel neurológico, la posibilidad de participar en la toma de decisiones y asumir responsabilidades acordes a su edad contribuye al desarrollo saludable del cerebro, robusteciendo su capacidad de resiliencia y adaptación. La participación les permite conectar con sus recursos internos y externos, promoviendo un círculo virtuoso de autoconfianza, autonomía y bienestar, lo que redunda directamente en la mejora de la salud mental. Esto, a su vez, les dará la posibilidad de desempeñarse bien en el hogar, la escuela y en sus comunidades.
Por el contrario, excluir a los NNA de procesos relevantes puede generar sentimientos de impotencia, desconfianza y baja autoestima, dificultando su desarrollo emocional y social. Esto puede obstaculizar su recuperación como también, perpetuar ciclos de invisibilización y desprotección. Estudios sugieren que esta falta de participación incrementa los riesgos de abuso y negligencia al no crear espacios seguros para que los NNA expresen sus experiencias y necesidades.
Dónde poner atención
Para fomentar la participación efectiva de los NNA en residencias de protección, es necesario considerar aspectos clave que involucran el rol de los equipos de trabajo y las instituciones:
Compromiso de instituciones y adultos: Los adultos deben estar genuinamente comprometidos con la promoción de la participación de los NNA ya que, dependiendo de su postura, podrían incentivarla o mermarla.
Provisión de recursos y oportunidades: Las instituciones y los adultos deben garantizar los recursos, conocimientos y habilidades necesarias para facilitar la participación real de NNA.
Normas y obligaciones establecidas: Las acciones que fomenten la participación deben convertirse en prácticas regulares y obligatorias en las residencias.
Cumplimiento de hitos del desarrollo: Es fundamental garantizar que NNA logren hitos apropiados para su edad, como la adquisición de habilidades sociales y la resolución de problemas.
Interacción dinámica con el entorno: Se debe promover que los NNA puedan vincularse de manera positiva con su entorno, lo que refuerza su salud mental y bienestar.
Toma de decisiones independiente y responsable: Brindar oportunidades para que los NNA tomen decisiones acordes a su edad fortalece su autonomía y confianza.
Participación y su impacto positivo en la salud mental
La participación tiene múltiples beneficios, asociados a su bienestar y a recuperar su salud mental, estos incluyen:
Aumento de la autoestima y sensación de control: Ser escuchados y considerados en la toma de decisiones les permite a los NNA sentirse valorados y con mayor capacidad de influir en su entorno.
Reducción del estrés y la ansiedad: Al entender los procesos que los involucran y ser parte de ellos, los NNA experimentan una disminución de la incertidumbre y el malestar psicológico.
Fortalecimiento de habilidades socioemocionales: La participación fomenta la autorregulación, la empatía, la negociación y la resolución de conflictos, habilidades esenciales para su desarrollo integral.
Posibilita la autonomía progresiva: La posibilidad de participar fortalece su autoconfianza y autonomía, elementos clave para enfrentar desafíos futuros.
Intervenciones más personalizadas y efectivas: Considerar sus opiniones permite diseñar Planes de Intervención ajustados a sus necesidades y expectativas, facilitando su recuperación y preparación para la reunificación familiar.
Expresión de experiencias y necesidades: La posibilidad de comunicar lo que sienten y necesitan reduce los riesgos de abuso y negligencia, al crear un entorno seguro donde sus voces son escuchadas.