¿Por qué se genera el retraso en el desarrollo?
Sabemos que muchos de los niños, niñas y adolescentes que ingresan a residencias de protección llegan con retrasos importantes en su desarrollo cognitivo y emocional, producto de la escasa estimulación y contacto físico en etapas tempranas de su vida.
Esto se explica porque al nacer, un bebé tiene miles de redes neuronales listas para ser fortalecidas a través de la repetición de patrones conductuales por parte de su cuidadora o cuidador. Estos patrones repetitivos estimulan grupos de neuronas, que se interconectan y crean patrones de activación que transportan información. Estas conexiones se afianzan con el tiempo si se utilizan constantemente y las que no se usan se descartan, en favor del fortalecimiento de aquellas que sí están siendo útiles. Los niños y niñas que han tenido escasa estimulación y contacto físico experimentan angustia formando menos redes neuronales y más débiles.
El retraso en el desarrollo se manifiesta en diversas áreas, incluyendo el lenguaje, la motricidad, las habilidades sociales y el rendimiento académico. Estas dificultades no solo afectan su bienestar general, también se traducen en un notable rezago escolar.
La falta de estimulación adecuada y el abandono físico y emocional que han experimentado, sumado a los mecanismos de evasión que han desarrollado para poder tolerar realidades victimizantes, contribuyen a que se incorporen a su etapa escolar con menos habilidades, conocimientos y capacidad de concentración que sus pares.
Se trata de niños, niñas y adolescentes que pueden tener problemas para seguir el ritmo de aprendizaje en la sala de clases, lo que les lleva a la frustración y baja autoestima. La falta de apoyo adecuado en casa exacerba estos problemas, haciendo que la escuela sea un lugar de lucha constante en lugar de un espacio de crecimiento y aprendizaje.
Dónde poner atención
Profesores y profesoras, así como también quienes acompañamos a NNA que han sufrido traumas tempranos y apego inseguro, debemos estar informados sobre sus circunstancias particulares.
Adaptar los métodos de enseñanza para satisfacer sus necesidades, que se traduce en buena disposición y dedicación, permitirá que nos transformemos en tutores de resiliencia y que NNA puedan sentir nuestro deseo honesto de que aprendan y se eduquen para la vida.
Hacer el trabajo de ganárselos/as, ser firme, pero cariñoso/a; entender por qué les cuesta aprender como los demás; transmitirles adecuadamente que no tienen la culpa de su situación; plantearles una exigencia acorde a sus posibilidades, reforzales positivamente y colaborar con sus padres o figuras adultas significativas, entendiendo que la resiliencia es un proceso no un resultado, permitirá que ellos y ellas puedan avanzar en su desarrollo.
Prácticas de apoyo
Para abordar los desafíos que plantea el retraso en el desarrollo cognitivo y emocional, es fundamental entender que sacar adelante a NNA que han sido gravemente vulnerados en sus derechos, requiere un trabajo en conjunto entre las residencias y las escuelas. Esto incluye:
Planes de apoyo individualizados:
Desarrollar estrategias específicas que aborden las áreas de retraso en el desarrollo y brinden el apoyo necesario para el avance académico.
Tutorías o programas de refuerzo:
Implementar sesiones de acompañamiento que permitan a los niños ponerse al día con el contenido curricular y desarrollar habilidades básicas.
Apoyo psicosocial:
Para ayudar a los niños a manejar el estrés y las dificultades emocionales que afectan su aprendizaje.