¿Por qué es importante conocer la red de apoyo de la familia de niños, niñas y adolescentes?
Comprender la red de apoyo de una familia permite a las/ los profesionales identificar los recursos y limitaciones que influyen en el entorno del niño, niña o adolescente que se encuentra en una residencia de protección.
Evaluar cómo una familia se relaciona con sus redes puede aportar información relevante sobre patrones previos de interacción con instituciones y otros sistemas de apoyo. Además, el conocimiento de estas redes permite anticipar los posibles efectos de las intervenciones y diseñar un enfoque coherente que no duplique esfuerzos ni genere conflictos. Así, explorar el contexto histórico de intervenciones anteriores y la relación actual de la familia con las entidades de apoyo, resulta relevante para construir un plan de intervención efectivo que respete la ecología de las dinámicas familiares.
Adoptar una visión integrada de la red de apoyo familiar posibilita reconocer los recursos presentes y posibles tensiones, logrando una intervención respetuosa y centrada en las necesidades del niño, niña o adolescente.
El psiquiatra Jorge Barudy deja de manifiesto la responsabilidad que tienen las diferentes instituciones en el bienestar infantil con la siguiente frase:
“El bienestar infantil es el resultado de un proceso, que es más que la suma de los aportes y las responsabilidades individuales de los padres y de los miembros de la familia. El bienestar infantil es también y, sobre todo, la consecuencia de los esfuerzos y recursos coordinados, que una comunidad pone al servicio del desarrollo integral de todos sus niños y niñas”.
Dónde poner atención
Al evaluar la red de apoyo de una familia es importante observar:
La historia previa con instituciones y su impacto en la relación actual: Las interacciones pasadas con otros establecimientos pueden revelar patrones relacionales útiles para anticipar posibles resistencias o colaboraciones.
Los sistemas involucrados y su visión del problema: Es importante entender cómo cada sistema o institución percibe el conflicto, lo que ayuda a ajustar la intervención de manera coherente.
Tipo de relación entre la familia y las instituciones: Es importante conocer cómo se ha relacionado la familia con las otras instituciones con las cuales se vincula. Por ejemplo, ¿Qué tipo de información comparten?, ¿A qué acuerdos han llegado respecto al tipo de intervención y apoyo que requieren? etc.
Creencias y percepciones mutuas: Los mitos y opiniones que tiene la familia sobre las instituciones y viceversa que pueden influir en la dinámica de intervención.
Historial de soluciones intentadas: Conocer los enfoques aplicados y sus resultados previos evita repetir acciones que no funcionaron.
Efectos de transiciones institucionales: Conocer si han habido cambios en el equipo o en políticas institucionales que hayan desestabilizado a la familia, con el fin de prever estos efectos y coordinar intervenciones más efectivas en el futuro.
Buenas prácticas
Uso del ecomapa: Esta herramienta gráfica ayuda a visualizar de manera integral las instituciones y personas que interactúan con la familia, lo que permite identificar roles y coordinar esfuerzos para evitar intervenciones fragmentadas.
Reconocimiento de la red familiar: Es importante respetar la estructura y dinámicas familiares, evitando cuestionamientos que puedan debilitar las relaciones afectivas y las jerarquías internas.
Coordinación con otros actores: Mantener una comunicación fluida con todos los agentes de la red asegura una intervención alineada y evita acciones contradictorias.
Respeto por la autonomía familiar: Evitar imponer juicios sobre los valores familiares, centrándose en el fortalecimiento del vínculo entre los miembros y su capacidad para enfrentar los desafíos.