Prevención de violencia en residencias

¿Por qué cuidar a quienes cuidan?

Una de las mayores demandas emocionales al trabajar en una residencia de protección se origina por las frecuentes desregulaciones de los NNA que han sufrido trauma, pues generan situaciones de violencia que afectan tanto a otros niños y niñas como a quienes les cuidan.

Comprender que cuidadores y cuidadoras, al igual que los NNA, necesitan un ambiente seguro y de apoyo para realizar su trabajo de manera efectiva . Cuando se sienten protegidos y respaldados, pueden desarrollar relaciones más positivas y constructivas con NNA, es fundamental para su desarrollo. Además, la violencia hacia las y los trabajadores de residencias puede generar un ciclo negativo donde la calidad del cuidado, la capacidad de proveer espacios seguros y vínculos significativos se vea afectada, incidiendo negativamente en el bienestar de NNA.

Abordar la violencia desde los NNA hacia cuidadores y cuidadoras del sistema de protección implica reconocer que es posible prevenirla y que puede y debe ser compatible con el bienestar de niños, niñas y adolescentes.

Nos debemos olvidar que las residencias son espacios de cuidado especializado de la niñez y que las consecuencias de no abordar estas situaciones de violencia implican niveles altos de rotación, licencias médicas extensas, agotamiento, estrés, burn out, entre otros. Todo esto afecta la calidad de la intervención, obstaculizando el logro de uno de los principales objetivos de este trabajo: asegurar un espacio de contención, amor, seguridad y protección para NNA.

Dónde poner atención

Según se aborda en la “Guía práctica de prevención de la violencia hacia trabajadores de protección especializada” (Daniela Díaz Bórquez, Consultora en Niñez y Políticas Públicas y Magdalena Calderón Orellana, MICARE, Santiago, 2023), para prevenir la violencia en residencias de protección, se requiere:

Es fundamental desnaturalizar la violencia, especialmente en contextos residenciales donde los NNA han sufrido graves vulneraciones de derechos, reconociendo la multidimensionalidad de este problema.

Incorporar orientaciones técnicas individuales, grupales y colectivas para afrontar la violencia.

Articular a actores relacionados con los protocolos de actuación frente a la violencia.

Fortalecer habilidades en cuidadores y cuidadoras para afrontar activamente la violencia en el trabajo.

La implementación de prácticas de prevención de la violencia exige las siguientes condiciones:

  • Compromiso de la dirección y de los equipos.
  • Coordinación con la entidad administradora del seguro contra accidentes en el trabajo y enfermedades profesionales (Mutual de Seguridad, ACHS, ITL).
  • Diagnóstico que caracterice y mida la violencia en el trabajo para poder tener claridades respecto a cuáles son los escenarios más riesgosos.
  • Colaboración entre diferentes actores: oficina de recursos humanos, comité paritario de higiene y seguridad, prevencionista de riesgos, sindicato. La violencia solo puede prevenirse cuando existe un acuerdo para desarrollar una cultura de seguridad y buen trato.

Si quieres conoces estrategias para prevenir la violencia, accede haciendo clic aquí a la “Guía práctica de prevención de la violencia hacia trabajadores de protección especializada”

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