Aunque la educación es un derecho fundamental para todos los niños, niñas y adolescentes, muchas y muchos de ellos que ingresan a residencias de protección han enfrentado interrupciones en su escolaridad debido a diversos factores, como cambios constantes de hogar, negligencia educativa, o condiciones socioemocionales adversas. Estas interrupciones pueden llevar a un rezago significativo respecto de sus pares, dificultando su reintegración al sistema escolar regular. Así, la nivelación de estudios se convierte en una necesidad para garantizar que accedan a oportunidades educativas equitativas, superando las brechas generadas por vulneraciones sufridas.
Los niños, niñas y adolescentes que reciben reforzamiento educacional apropiado cuando ingresan a una residencia de protección, tienen más probabilidades de retomar el colegio, asistir regularmente, tener éxito en sus estudios y menos probabilidades de abandonar la escuela. Sentirse capaces de aprender y progresar es un factor protector clave para su desarrollo integral, además de contribuir a romper ciclos de exclusión y pobreza.
Por lo tanto, es clave considerar el apoyo educativo para la nivelación escolar como uno de los objetivos de los Planes de Intervención Individual.
Buenas prácticas
Diagnóstico: Identificar el nivel educativo de cada NNA es fundamental para diseñar planes personalizados que respondan a sus necesidades específicas. Esto incluye evaluar habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas.
Programas flexibles y personalizados: Implementar estrategias educativas adaptadas a cada NNA, como tutorías personalizadas, clases extracurriculares y recursos tecnológicos, que puedan ayudar a acortar las brechas de aprendizaje.
Diversificación de métodos de enseñanza: Adaptar la metodología de enseñanza en la residencia, dependiendo de los diferentes estilos de aprendizaje: visual, auditivo, kinestésico. Utilizar recursos como juegos, vídeos, ejercicios prácticos, discusiones grupales y proyectos.
Apoyo psicosocial: Teniendo en cuenta que los NNA en las residencias de protección enfrentan barreras emocionales y psicológicas que impactan su capacidad de aprendizaje, el trabajo conjunto entre educadores y especialistas en salud mental puede ser clave para superar estos obstáculos.
Coordinación con los establecimientos educacionales: Establecer vínculos sólidos entre las residencias y las escuelas permite transiciones más fluidas y garantiza que las acciones de apoyo educativo se ajusten a los requerimientos del sistema escolar formal.
Retroalimentación continua: Reconocer los logros y comunicar las áreas de mejora, permitirá que NNA se sientan más seguros y motivados para seguir aprendiendo. La confianza y la autoestima son claves para el aprendizaje.
Involucrar a las familias: Informar a las madres, padres o adultos significativos sobre el progreso de NNA y psicoeducarlos en relación de cómo pueden apoyar el aprendizaje, se hace fundamental en pos de un posterior egreso exitoso.
Capacitación para educadores y cuidadores: Quienes trabajan directamente con los NNA deben conocer herramientas pedagógicas y psicosociales para abordar las necesidades complejas de este grupo.
