La importancia del juego

¿Por qué el juego es tan importante en el desarrollo?

El juego es el lenguaje universal de la infancia. Es la forma en que los niños exploran, aprenden y se comunican.

El juego organiza el cerebro al fomentar la plasticidad neuronal, la integración sensomotora, el desarrollo cognitivo y la regulación emocional.

Al proporcionar un entorno seguro y estimulante, el juego permite a los niños explorar, aprender y adaptarse, construyendo una base sólida para su desarrollo integral. Esta capacidad de reorganización y fortalecimiento cerebral es especialmente importante para niños que han sufrido traumas complejos, porque les ayuda a reconstruir y rehabilitar sus funciones cerebrales y emocionales.

Algo tan trivial en la vida de los niños y niñas como el juego desempeña un rol importantísimo en términos de su desarrollo cerebral.

El juego ofrece una variedad de estímulos y desafíos que requieren que el cerebro se adapte y aprenda.

Por otra parte, el juego repetitivo y estructurado fortalece las conexiones neuronales, facilitando la formación de circuitos cerebrales estables y eficientes.

Jugar facilita la integración sensomotora que es la capacidad de combinar información sensorial con habilidades motoras, contribuyendo al desarrollo de la coordinación y el control corporal. También estimula el desarrollo de diversas habilidades cognitivas como la memoria, la atención, la resolución de problemas y el pensamiento creativo.

Dónde poner atención

Lo que parece obvio durante la infancia como lo es jugar, es altamente probable que los niños y niñas que han sufrido malos tratos, abusos y/o negligencia no hayan experimentado. Es muy difícil hacerlo cuando el organismo está en un estado de alerta o miedo. Entonces, un entorno seguro les permitirá experimentar y también procesar emociones y manejar el estrés.

Durante el ejercicio de acompañamiento de niños y niñas en residencias de protección nos encontraremos con muchas y muchos de ellos que no saben jugar o que el juego no les atrae. Dar valor y una posición central al juego es relevante para que puedan recuperarse mejor de las heridas emocionales y relacionales.

Nuestra misión es incentivarlos y compartir momentos de juegos con ellos y ellas. Es importante tener en cuenta que el cerebro se construye en la interacción con el entorno y es dependiente de la experiencia para su maduración.

Algo tan simple como, por ejemplo, construir una torre de legos entre varios y varias niñas implica motricidad, negociación, establecimiento de reglas, turnos y creación colectiva.

 El cerebro estará construyendo nuevos circuitos en la corteza prefrontal y aprenderá a navegar en estas complejas interacciones sociales.

Estimulación a través del juego

Si jugamos con niños y niñas, estamos reparando y estimulando circuitos neuronales. Si combinamos juegos libres, con juegos estructurados permitiremos que exploren y fortalezcan distintas áreas cerebrales a su propio ritmo. Aquí algunos ejemplos de diferentes tipos de juego, señalando qué áreas estamos estimulando.

Juegos de integración sensomotora: actividades físicas como correr, saltar y trepar mejoran la coordinación motora gruesa y la conciencia corporal, además de ayudar a liberar la energía acumulada, regulando los niveles de excitación y calma en el sistema nervioso. Por otra parte, actividades que impliquen el uso de las manos y los dedos, como dibujar o armar rompecabezas, desarrollan la coordinación motora fina y la precisión.

Juegos cognitivos: juegos como el “Memorice”, que requieren recordar y emparejar cartas mejoran la memoria a corto plazo y la capacidad de atención. Juegos de mesa y rompecabezas fomentan la planificación, la toma de decisiones y el pensamiento lógico.

Juegos que estimulan los mecanismos de regulación emocional: juegos de roles, en que niños y niñas representan situaciones que les posibilitan experimentar diferentes perspectivas, además de desarrollar habilidades como la empatía y resolución de conflictos, fundamentales para la regulación emocional.

Juegos que fortalezcan las conexiones neuronales: actividades como canciones con movimientos o juegos de secuencias ayudan a reforzar patrones neuronales, mejorando la capacidad de aprendizaje y la memoria.

¡Fórmate con nosotros!

Sé parte de la comunidad PROTEGE y transformemos la vida de niños, niñas y adolescentes que han sido gravemente vulnerados.

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