La riqueza de la interacción
Cuando un niño, niña o adolescente ingresa a una residencia de protección, suele estar acompañado de una serie de informes, diagnósticos y valoraciones previas realizadas por profesionales de múltiples especialidades. Aunque estos documentos son importantes para conocer antecedentes y facilitar la intervención, hay un riesgo significativo que encasillen o limiten la percepción de los y las cuidadoras y el equipo psicosocial sobre ellos.
Como señala el psiquiatra infantil y neurocientífico Bruce Perry en su libro «El chico a quien criaron como perro», uno de los mayores errores que se cometen al abordar a niños, niñas y adolescentes que han vivido situaciones traumáticas es dejar que los diagnósticos previos se conviertan en la única lente a través de la cual se les ve.
Perry subraya que antes de dejarnos influenciar por esos informes, es fundamental tener una mirada directa hacia lo que NNA tienen para decir y manifestar. A menudo, los informes previos no captan toda la riqueza de lo está viviendo y quién es, especialmente cuando las experiencias traumáticas son profundas y difíciles de verbalizar. Las etiquetas pueden impedirnos descubrir nuevas formas de acercarnos a ellos y atender sus verdaderas necesidades emocionales.
Como afirma Perry, los niños son los mejores informadores de lo que realmente les sucede, la interacción y la observación de primera mano nos proveerá de información valiosa que nos permitirá iniciar una relación de real conocimiento, descubrir nuevas formas de acercarnos a ellos y ellas, y atender sus verdaderas necesidades emocionales.
Escuchar a los niños, niñas y adolescentes y observar lo que nos transmiten a través de su comportamiento, sus producciones artísticas o sus actividades lúdicas es esencial para comprender qué sienten, qué les preocupa y cómo viven su día a día.
Dónde poner atención
Las áreas donde debemos centrar nuestra atención incluyen:
- Lenguaje no verbal: Muchas veces, los niños, niñas y adolescentes no pueden poner en palabras lo que sienten, pero sus gestos, miradas, posturas y la manera en que interactúan con los objetos y personas nos brindan pistas sobre su estado emocional y formas de relacionarse.
- Producciones simbólicas: El juego, los dibujos y otras formas de expresión artística son herramientas para que los NNA procesen sus experiencias y nos muestren cómo ven el mundo. Estos medios permiten que proyecten sus miedos, deseos y conflictos internos de forma simbólica, lo que nos da una mejor comprensión de lo que están viviendo.
- Interacciones sociales: Observar cómo NNA se relacionan con sus pares y adultos puede proporcionar información valiosa sobre su capacidad para formar vínculos, confiar en los demás y manejar situaciones de conflicto o estrés. La manera en que se vinculan es una expresión directa de su estado emocional y de sus experiencias previas.
- Respuesta al entorno: Es importante notar cómo el niño reacciona ante nuevos ambientes, rutinas o estímulos. Estas reacciones pueden evidenciar traumas pasados o áreas en las que necesitan apoyo adicional para sentirse seguros y comprendidos.