La calidad de los servicios básicos en residencias y su incidencia en la vida de niñas y niños

¿A qué nos referimos con los servicios básicos de una residencia?

Contar con servicios adecuados y oportunos, una infraestructura apropiada y segura, espacios personalizados según gustos y necesidades, disponer de artículos de aseo personal, materiales para llevar al colegio, uniformes escolares, vestuario, alimentación, instancias de ocio y recreación, etc., son servicios básicos que contribuyen a la salud física y emocional de NNA, posibilitando que puedan vivir de manera plena y significativa durante su estancia en las residencias.

El bienestar, desarrollo integral y ejercicio de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran bajo el cuidado de residencias de protección dependen, en gran medida, de la calidad de los servicios y condiciones que se les ofrecen. Satisfacer sus necesidades básicas, asegurar que vivan de manera digna y que puedan desarrollar su potencial en un entorno seguro y estimulante es parte de la entrega de un servicio de calidad.

Dónde poner atención

Un aspecto clave es considerar la opinión de niños, niñas y adolescentes, incorporando sus intereses y preferencias en la entrega de los servicios y materiales. Esto permite que las decisiones se adapten mejor a sus necesidades reales y promueve su sentido de responsabilidad y autonomía, les permite sentir que sus opiniones son valoradas y que tienen el poder de influir en su entorno.

La participación debe ser genuina y significativa, con un impacto real en las decisiones finales. Cuidadoras y cuidadores deben guiar este proceso, asegurando que las decisiones tomadas mantengan un equilibrio entre la libertad de elección y la responsabilidad. Para ello, es central la coordinación constante entre las Educadoras de Trato Directo, la o las personas encargadas de la vida cotidiana de la residencia y el la encargada de comprar y administrar, de manera de organizar las solicitudes, hacer las entregas de manera oportuna y llevar un seguimiento del proceso.

Otro punto relevante a considerar es la calidad del espacio físico y el entorno que ofrecemos a NNA teniendo en cuenta que éste influye en el ánimo, en el grado de involucramiento en las diferentes actividades y rutinas, y en las interacciones que se dan con las personas adultas de la residencia. Facilitan la integración de experiencias de juego, recreación, ocio y cultura en su vida cotidiana, que dan pie al disfrute y la distensión, además de la exploración, el aprendizaje, la socialización y el refuerzo de habilidades, todos elementos esenciales para su salud y bienestar.

Buenas prácticas

Propiciar un espacio contenedor, que sea adecuado a su edad y sus necesidades. Por ejemplo: una cama para para un niño o una niña,, un lugar donde guardar sus pertenencias y donde pueda estar con mayor privacidad, áreas verdes y de juegos para su esparcimiento, etc. Junto a ello, adultas y adultos que desde sus gestos y palabras le puedan transmitir calidez, contención y acoger sus dudas.

Favorecer la participación. Por ejemplo, se puede hacer una consulta a NNA para hacer el levantamiento de necesidades. En el caso de la compra de materiales, se les puede acompañar a adquirirlos y así escoger de acuerdo a sus gustos personales.

Usar planillas o instrumentos que registren las necesidades y requerimientos por parte de la persona encargada de la vida cotidiana en la residencia. Esta deberá coordinar su llenado con las educadoras de cada casa o aldea de forma semanal y luego devolverla a quien hace las compras.

Contar con un ambiente cuidadosamente preparado para las niñas, niños y adolescentes, que además de ser atractivo visualmente, invite a compartir, experimentar, trabajar o descansar. Procurar que todo espacio disponible pueda ser utilizado para el aprendizaje y la interacción con otras/os

Contar con una infraestructura y materiales adecuados para fomentar y facilitar el proceso educativo y formativo de los NNA. Esto se realiza mediante la provisión de un espacio físico dedicado a su estudio, que cuente con una sala con computadores, libros, lugares cómodos para leer, espacios para trabajar en grupo y hacer sus tareas.

Mantener una buena ventilación y luminosidad de los espacios, para ayudar a que NNA se sientan más cómodos, favorecer su disposición al aprendizaje y promover su buen ánimo, así como el de las y los trabajadores de la residencia. Se recomienda el uso de ventanas a su nivel, para que puedan ver hacia afuera.

Contar con espacios exteriores pensados en promover la interacción, la exploración, el refuerzo de habilidades y aprendizajes cognitivos y sociales, la expresión creativa y la apreciación y cuidado de la naturaleza.

Disponer de una variada gama de actividades, talleres, salidas recreativas y culturales, paseos y panoramas de vacaciones, para que las niñas, niños y adolescentes conozcan nuevos lugares, se diviertan, aprendan y socialicen con otras y otros. Dentro de estas actividades, es importante que incentivemos aquellas que se desarrollan en el entorno comunitario externo a la residencia como una forma de promover su integración y la interacción con pares en contextos sociales diferentes.

¡Fórmate con nosotros!

Sé parte de la comunidad PROTEGE y transformemos la vida de niños, niñas y adolescentes que han sido gravemente vulnerados.

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