Intervención basada en los recursos familiares

¿Por qué trabajar con los recursos que las familias tienen?

Potenciar los recursos de la familia la pone en el centro como agente de cambio y resiliencia. A través de la identificación de recursos, la exploración de fortalezas y la colaboración respetuosa, se busca empoderar a las familias para que continúen desarrollándose y apoyando los NNA que tienen a su cargo de manera autónoma y efectiva. Este enfoque no solo refuerza la capacidad de la familia para enfrentar desafíos, sino que también asegura que las intervenciones sean sostenibles en el tiempo y respetuosas de la dignidad de los individuos.

Un objetivo central de trabajar con los recursos propios de la familia es apoyarlos para que puedan rescatar sus capacidades innatas, reconociendo que cada familia posee una riqueza de experiencias, conocimientos y habilidades que pueden ser clave para el bienestar de NNA. Al enfocarnos en lo que la familia ya tiene y en cómo puede continuar desarrollándose, fomentamos un proceso de crecimiento autónomo y sostenible.

La idea base es que, en lugar de poner atención en las deficiencias o problemas, debemos partir con lo que la familia ya ha demostrado que puede hacer bien.

Reconocer que las personas son expertas en sus propias vidas, relevarlo y mostrarlo. Esto significa que, aunque los profesionales pueden tener los conocimientos y experiencia técnica,  el cambio y el crecimiento residen en lo que la familia ya sabe, en lo que les ha funcionado anteriormente y en cómo han navegado por la vida sin intervención externa.

Dónde poner atención

Uno de los aspectos más importantes es la mirada colaborativa, entre el equipo de intervención y la familia o adulto responsable. Esto requiere adoptar una postura de humildad y respeto, reconociendo que, aunque nuestra labor es ofrecer apoyo y guía, las soluciones más efectivas provendrán de los propios miembros de la familia.

Partir de lo que la familia ya ha logrado sin la intervención externa y trabajar conjuntamente para identificar y potenciar esos recursos.

Buscar excepciones, es decir, momentos en los que se logró trascender los problemas o dificultades, o en los que se pudo manejar una situación difícil de manera efectiva. Preguntar sobre estos momentos excepcionales ayuda a identificar qué recursos emocionales y habilidades con las que la familia cuenta. Esto puede ser un poderoso recordatorio para la familia de que ya han superado situaciones problemáticas en el pasado, lo que refuerza su confianza y capacidad para enfrentar futuras dificultades.

Al preguntar cómo la familia logró superar un obstáculo, se destacan sus capacidades de resiliencia y fortaleza. Este reconocimiento puede ser empoderador para los miembros de la familia, ayudándolos a ver sus propios recursos de manera más clara y positiva.

Buenas prácticas

Espacios de diálogo constructivo: podemos aproximarnos desde la empatía, escuchando lo que la familia tiene para contar, donde sientan la confianza para expresarse libremente acerca de sus problemas y asuntos íntimos sin ser juzgadas. Apoyarles y guiarles en la reflexión de sus procesos, sin sentir culpa y recibiendo retroalimentación sobre cómo pueden mejorar.

Realizar ejercicios de problematización y reflexión: Hacer un proceso de intervención que les permita a las familias comprender, desde sus propias experiencias y realidades, el motivo por el que el niño, niña o adolescente ingresó a la residencia y la cuota de responsabilidad que tienen en dicha situación. Este es un primer paso clave para la identificación de los recursos con que cuenta el adulto significativo del NNA para enmendar la situación y avanzar en el proceso de intervención.

Desarrollar un trabajo personalizado: A partir de la hipótesis diagnóstica realizada, se llega a un plan de intervención que contenga estrategias específicas y adaptadas a las características y habilidades emocionales, cognitivas, sociales y al contexto de cada familia, ya que no todas las estrategias sirven en todos los casos.

Incorporar la participación de las familias en su proceso: Es importante que las familias y/o personas significativas puedan opinar en su proceso, abriendo ciertos espacios para la toma de decisiones compartidas, resguardando siempre el interés superior de los/as NNA. Por ejemplo, desde lo más simple como acordar horarios de visita, señalar cuán seguros se sienten al empezar a salir con el NNA o aspectos más profundos como llegar al problema que originó la internación de manera co-construida.

¡Fórmate con nosotros!

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