¿Qué nos guía en el principio de inclusión?
El principio de inclusión se basa en la Convención sobre los Derechos del Niño, la que establece que NNA, incluidos aquellos con discapacidades, tienen derecho a una vida plena, digna y activa dentro de la comunidad. En Chile, la Ley 20.422 refuerza este enfoque al asegurar la igualdad de oportunidades y la inclusión social de las personas con discapacidad, prohibiendo cualquier forma de discriminación y garantizando el respeto a su dignidad y derechos.
La ley destaca la importancia de la vida independiente, la accesibilidad y el diseño universal, lo que se traduce en crear un ambiente donde todos los NNA, sin importar sus características, puedan desenvolverse y desarrollarse plenamente.
La inclusión es un eje central que debe guiar todas las decisiones y acciones en una residencia. Esto implica que cada NNA debe ser tratado con respeto, garantizando su acceso a todas las oportunidades de desarrollo y protegiéndolos de cualquier forma de violencia, abuso o discriminación.
En qué poner atención
Aplicar el enfoque de inclusión en residencias de protección implica considerar siempre el interés superior del niño, niña y adolescente y asegurar su participación activa en la comunidad. Esto significa que, en el día a día, debemos estar atentas y atentos a sus necesidades específicas, ajustando las actividades y el entorno para eliminar cualquier barrera que limite su participación.
Desde un enfoque de derechos de la niñez y adolescencia, lo que define a los niños y niñas que presentan alguna discapacidad, es su condición de sujeto y no su discapacidad.
En este contexto, debemos ocuparnos de garantizar su derecho a expresar su opinión libremente sobre todas las cuestiones que les afecten, asegurando que esta opinión reciba la debida consideración, teniendo en cuenta su edad y madurez. Es necesario proporcionarles la asistencia apropiada en función de su discapacidad y edad para que puedan ejercer plenamente este derecho, en igualdad de condiciones con los demás NNA.
Buenas prácticas
Anteponer la persona a la discapacidad:
La promoción del buen trato y del vínculo harán al niño, niña o adolescente abrir la perspectiva de que existe una opción de cómo vivir su realidad. Así como hay personas adultas que agreden, hay otras que ponen reglas sin el empleo de la violencia. Así como hay personas adultas que no satisfacen las necesidades, existen otras que sí logran ver sus necesidades y satisfacerlas. Así como hay adultos y adultas que se vinculan de forma abusiva o ambivalente, hay quienes dan cariño, amor y contención incondicionalmente.
Conocer el contexto de vida del niño, niña o adolescente con discapacidad y sus redes de apoyo:
Es importante integrar las características específicas de cada niño o niña, incluyendo su contexto familiar. Además, es relevante recoger la experiencia familiar en cuanto al momento que se detectó la discapacidad durante la evaluación integral (diagnóstico) y evaluar aspectos como la comprensión, aceptación, estereotipos, expectativas, y relaciones con otros miembros de la familia.
Valorar gustos, intereses y habilidades:
Abrir espacios espontáneos de conversación que permitan a NNA expresar sus gustos, intereses y habilidades, para así potenciarlas.
Promover su autonomía e independencia:
Eliminar las posibles barreras físicas y estar atentas y atentos a las que se vayan presentando en el tiempo y que les puedan restar autonomía. Ser conscientes de los posibles prejuicios y eliminar las etiquetas.
Poner en acción la comunicación clara y atenta:
Considerar el tiempo que sea necesario para explicarles y escucharles atentamente.
Mostrar una actitud de respeto y empatía:
Esta práctica debemos ejercerla tanto con el niño, niña o adolescente con discapacidad, como con su familia. Tanto dentro del programa como en las prácticas en red, es esencial contribuir a un cambio cultural que valore la diversidad. Se deben incentivar prácticas de convivencia en la diferencia, contextualizando desde las fortalezas individuales y la experiencia colectiva, para promover una cultura de derechos humanos.
Accesibilidad de la información:
Poner a disposición la información en un formato accesible, simple y cercano, adaptado a las necesidades del NNA y su familia.
Incorporar el juego en la rutina:
Recordemos que a los niños, niñas y adolescentes con discapacidad también les gusta jugar y es una herramienta que les permitirá desarrollarse.
Promover instancias de participación inclusivas:
NNA con discapacidad deben ser parte de las discusiones sobre los temas que les atañen, se debe abrir el espacio para que expresen sus opiniones y puedan ser parte de la solución.