¿Qué entendemos por clima organizacional en una residencia de protección?
El clima organizacional en una residencia de protección hace referencia a la experiencia colectiva de quienes trabajan en este contexto. Es decir, se trata de las percepciones y vivencias compartidas sobre el entorno laboral, las relaciones interpersonales y las dinámicas internas.
Este clima afecta la experiencia diaria de las personas que trabajan en estas residencias y su compromiso y actitudes hacia la organización. Por ello, un entorno de trabajo percibido como justo, inclusivo y con apoyo adecuado, fomenta interacciones positivas y fortalece el sentido de pertenencia.
Un buen clima organizacional implica mantener un ambiente respetuoso y colaborativo, así como garantizar que todas las personas del equipo se sientan valoradas, incluidas en los procesos de toma de decisiones y respaldadas en el desarrollo de sus funciones.
Por ejemplo, factores como la comunicación abierta, la resolución efectiva de conflictos y el acceso a recursos adecuados contribuyen significativamente a mejorar la experiencia laboral.
Cuando el clima organizacional es percibido positivamente, se genera un efecto directo en la cohesión del equipo, la productividad y el compromiso con los objetivos de la residencia. Además, favorece un entorno donde los desafíos inherentes al trabajo con niños, niñas y adolescentes pueden abordarse con una mayor sensación de apoyo y equilibrio.
La importancia de la satisfacción laboral para disminuir la rotación de trabajadores
La satisfacción laboral, que refleja cómo se sienten las personas respecto a su trabajo, está íntimamente relacionada con el clima organizacional. Un clima que fomente la inclusión, el apoyo y el reconocimiento contribuye a elevar la satisfacción laboral, lo que a su vez refuerza la motivación y el compromiso del equipo.
En una residencia de protección, esta conexión es particularmente significativa.
La satisfacción laboral no solo mejora el desempeño individual, sino que también actúa como un puente para reducir la intención de abandono y aumentar la permanencia en el cargo. A su vez, equipos estables y satisfechos ofrecen a los NNA a su cargo, figuras adultas consistentes en las que puedan confiar, un elemento clave para su bienestar emocional y recuperación.
Por el contrario, cuando el clima laboral es percibido como injusto o carente de apoyo, la satisfacción laboral disminuye, aumentando la probabilidad de rotación. Esta inestabilidad afecta la calidad del cuidado brindado a los NNA, quienes han vivido experiencias de vulneración y requieren de la continuidad en las relaciones con los adultos para construir un sentido de seguridad y pertenencia.
Buenas prácticas
Reconocimiento por parte de las jefaturas:
El reconocimiento laboral implica valorar y destacar el esfuerzo y las contribuciones de cada persona en el equipo. Cuando las jefaturas se toman el tiempo para expresar agradecimiento, elogiar logros específicos o resaltar el impacto positivo de las tareas realizadas, fortalecen el sentido de pertenencia y motivación de los trabajadores. Este gesto aumenta la satisfacción laboral y refuerza la confianza en la relación con las jefaturas.
Claridad en las expectativas laborales:
Definir de manera precisa las funciones, responsabilidades y objetivos de cada persona es esencial para generar confianza y evitar la ambigüedad. Cuando el equipo sabe exactamente qué se espera de él, pueden desempeñarse con mayor seguridad y eficacia, reduciendo el estrés derivado de la incertidumbre. Este elemento también facilita el desarrollo de planes de trabajo organizados y metas alcanzables.
Carga de trabajo equilibrada:
Una distribución adecuada de las tareas garantiza que ninguna persona del equipo se sienta sobrecargada o desbordada por las demandas laborales. Cuando las responsabilidades están ajustadas a las capacidades y los recursos disponibles, se promueve un ambiente de trabajo más manejable, disminuyendo el desgaste emocional y físico. Un equilibrio en la carga laboral también fomenta el enfoque en la calidad del trabajo y no solo en la cantidad.
Flexibilidad y conciliación:
Diseñar políticas que promuevan un balance entre la vida laboral y personal, como horarios flexibles o acceso a días libres adicionales en situaciones de alta carga emocional.
Apoyo emocional:
Establecer programas de cuidado personal, como acceso a profesionales de salud mental, grupos de apoyo y actividades de autocuidado.
Oportunidades de desarrollo profesional:
Brindar acceso a programas de capacitación, talleres, certificaciones y posibilidades de ascenso contribuye a que las personas se sientan valoradas y apoyadas en su crecimiento. Estas oportunidades permiten mejorar habilidades, adquirir nuevos conocimientos y avanzar en la carrera profesional, lo cual eleva la motivación y el compromiso con la organización. Además, el desarrollo profesional refuerza la sensación de logro y contribuye a una mayor realización personal en el trabajo.