Apoyo psicosocial en residencias de protección

Cuando hablamos de apoyo psicosocial para niños, niñas y adolescentes, nos referimos a la asistencia para ayudar a enfrentar y superar situaciones de estrés, trauma, o dificultades emocionales y sociales. Este tipo de apoyo combina aspectos psicológicos y sociales, e incluye intervenciones profesionales de psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, y otros especialistas, así como el apoyo de familiares, amigos y red comunitaria.

El objetivo principal del apoyo psicosocial -según sostienen Barudy y Dantagnan – es mejorar el bienestar emocional, mental y social de las niñas y niños, proporcionando herramientas y recursos que les permitan gestionar sus dificultades y fortalecer su capacidad de resiliencia, promoviendo la resignificación a través de nuevas experiencias basadas en buenos tratos, respeto, empatía, protección, seguridad y el afecto. 

Como señala psicóloga holandesa Marian Bakermans-Kranenburg es fundamental garantizar la atención a las necesidades socioemocionales de los niños y niñas mediante un acompañamiento psicosocial interdisciplinario continuo, que evite la revictimización y reduzca las consecuencias negativas de estar institucionalizados y separados de su familia y la regulación de las emociones en los padres y sus hijos.

El psiquiatra Jorge Barudy propone un modelo de intervención que se funda en la biología del amor, así como en la promoción y la práctica de buenos tratos. Plantea que en la historia de vida de las personas existen experiencias de buenos tratos que son las que permiten un neurodesarrollo sano y, por ende, se constituyen en recursos resilientes que posibilitan la superación de adversidades, evitando que se transformen en traumas.

Relaciones terapéuticas fundadas en los buenos tratos

Podemos distinguir dos formas de parentalidad: la biológica, directamente relacionada con la procreación, y la social, que tiene que ver con la existencia de capacidades para cuidar, proteger, educar y socializar a los hijos (Barudy, 2010).

El trabajo que realizamos en la atención residencial consiste en asumir una parentalidad social competente que busque resignificar experiencias traumáticas.

Desde esta perspectiva, surge la necesidad de conducir a niños, niñas y adolescentes hacia formas de apego más seguras. Un componente fundamental es el apego terapéutico, que se fundamenta en la teoría del apego de John Bowlby y en la receptividad emocional, la empatía y el apoyo incondicional, permitiendo una mejor gestión emocional, mejor autoestima, mayor autonomía y relaciones interpersonales más sanas.

El establecimiento de relaciones terapéuticas fundadas en los buenos tratos, debe darse desde el primer contacto con el niño, niña o adolescente.

Agacharse si es necesario para estar a su altura, intencionar la mirada, escucha atenta, utilizar un lenguaje simple y acogedor, además de un tono de voz amable como señala en método Montessori.

Otro componente que es muy relevante en la intervención psicosocial es la habilidad de sintonizar con el niño, niña o adolescente, a través de la construcción de una relación resonante. Esto significa que tenemos que procurar alinear nuestro estado emocional con el de ellas y ellos, siendo sensibles y perceptivos a sus estados internos. Esta sintonía resonante implica que recojamos sus emociones y le digamos que las sentimos, de forma que se “sienta sentido” como señala el médico y profesor de psiquiatría clínica, Daniel Siegel.

Al mismo tiempo, es fundamental diseñar estrategias cotidianas y sistemáticas para el establecimiento de un vínculo de confianza y afecto con los NNA, que les permita desarrollar nuevas herramientas, aprender nuevas creencias y favorecer la empatía como elementos fundamentales de un vínculo sano.

Finalmente, es muy importante ser coherentes y cumplir los compromisos asumidos con los niños, niñas y adolescentes. Tenemos que considerar que ellas y ellos resienten mucho la falta a los acuerdos y compromisos establecidos. Si consideramos sus historias de vida, la frustración fue algo recurrente, por lo que el proceso de volver a creer en una persona adulta es muy complejo.

¡Fórmate con nosotros!

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