¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia se entiende como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversa. Distintas investigaciones han demostrado que la resiliencia es ordinaria, no extraordinaria y que la podemos desarrollar a lo largo de la vida.
En todo programa de reunificación familiar de niños, niñas y adolescentes que han sido vulnerados en sus derechos debemos poner especial énfasis en el trabajo de la resiliencia por parte de todas y todos los miembros de la familia, para que cuenten con las herramientas que les permitan lidiar con las problemáticas propias de la crianza y que estas no conduzcan a un nuevo quiebre en la estructura familiar, que propicien un nuevo ingreso de niños, niñas y adolescentes a una residencia de protección.
La implementación de un proceso de intervención familiar debe estar centrado en romper el círculo de vulneración.
La psicoeducación tiene que ser el trabajo central del profesional a cargo de la intervención, potenciando y/o entrenando valores, actitudes y prácticas propias de los y las cuidadoras que permitan fortalecer sus recursos emotivos, cognitivos y conductuales para criar, aumentando así progresivamente, la confianza en sus capacidades.
Robustecer de manera gradual las estrategias de aprendizaje de padres, madres o adultos significativos es una práctica que requerirá continuidad en el tiempo, para el resguardo y mantención de ambientes protectores de los niños, niñas y adolescentes.
Dónde poner atención
Dada la importancia que tiene la familia en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, es vital otorgar las herramientas necesarias a madres, padres, cuidadoras y cuidadores, para fortalecer su rol de parentalidad, apelando a la capacidad de resiliencia. Para ello es importante poner atención e incentivar:
- La habilidad para formular planes factibles y ejecutar las acciones necesarias para realizarlos.
- La percepción positiva de sí mismos, apoyándolos a tener confianza en sus fortalezas y competencias.
- Las competencias en la comunicación y en la resolución de problemas.
- La capacidad para gestionar sentimientos e impulsos intensos.
Estrategias para los encuentros
Visitas continuas y programadas de los miembros de la familia pueden ayudar a que los vínculos se sostengan y vayan mejorando, ya que la cantidad y la calidad de las visitas y contactos entre padres e hijos/as influyen directamente en el proceso de reunificación familiar.
Las visitas supervisadas son una muy buena instancia para realizar un trabajo guiado, por ejemplo:
- Sesiones grupales con las familias donde enseñamos y ejercitamos estrategias de crianza positiva, más sesiones de juego terapéutico en conjunto con los niños, niñas y adolescentes. La terapia de juego familiar facilita la participación de todas y todos los integrantes, independiente de su edad, haciendo uso de un lenguaje cotidiano y metáforas lúdicas. Además, genera un espacio psicoterapéutico donde quienes participan pueden divertirse, experimentar disfrute, interactuar y conectarse entre sí.
- Acompañamiento y seguimiento individual con el fin de generar un espacio seguro y de contención, donde las familias puedan compartir la puesta en práctica de las estrategias aprendidas, exponiendo sus principales dificultades, preocupaciones y aprendizajes.
- Sesiones grupales con educadoras de trato directo sobre estrategias de crianza positiva, que busca potenciar la responsabilidad de madres, padres y personas cuidadoras y reforzar sus habilidades parentales con el fin de fomentar una base propicia para el desarrollo físico, socioemocional y cognitivo de los niños, niñas y adolescentes bajo su cuidado.