Para los niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de vulneraciones de derechos y/o han experimentado traumas, la seguridad es el pilar desde el cual se deben desarrollar todas las intervenciones en las residencias de protección.
La ciencia respalda la importancia de un ambiente seguro para acompañar el crecimiento de niños y niñas. El estrés crónico o traumático,debilitan el sentido de protección incrementando las preocupaciones sobre los posibles peligros, manteniéndoles en estado de permanente alerta, que les inunda y no les permite recibir otro tipo de estímulos con consecuencias a largo plazo en su salud física y mental.
Un entorno que fomente la percepción de seguridad, es decir, garantizando la protección física, siendo predecible y estable contribuye a que los NNA puedan recuperarse de sus experiencias adversas, generando las condiciones para su desarrollo integral y, a la vez, para el éxito de las intervenciones terapéuticas que se realicen en su favor.
Un entorno que fomente la percepción de seguridad, es decir, garantizando la protección física, siendo predecible y estable contribuye a que los NNA puedan recuperarse de sus experiencias adversas, generando las condiciones para su desarrollo integral y, a la vez, para el éxito de las intervenciones terapéuticas que se realicen en su favor.
¿Dónde poner atención?
- La seguridad va más allá de lo físico: Las experiencias de abuso y maltrato pueden afectar la apreciación de seguridad de los NNA, dificultando su capacidad de distinguir entre entornos seguros e inseguros, e influyendo directamente en su comportamiento y su habilidad para relacionarse con los demás. A menudo, la sensación de miedo y vulnerabilidad persiste en las residencias de protección. Por lo tanto, es importante fortalecer su “escudo protector”, mediante prácticas y actividades reiteradas, que fomenten la confianza y reduzcan sus temores internos.
- Planificación de rutinas y convivencia segura: Para los NNA que han experimentado traumas, el sentido de protección y seguridad se ve debilitado debilitado, lo que frecuentemente intensifica sus miedos sobre posibles peligros, ya sean reales o percibidos. Una rutina bien planificada de actividades y momentos de ocio contribuye a establecer un ambiente de convivencia segura y predecible. La consistencia en estas rutinas ayuda a reducir la ansiedad, fomenta un sentido de normalidad y permite construir una base sólida para la recuperación de la confianza.
Buenas prácticas
Promoción de un sentido de pertenencia y personalización del espacio:
Lograr que los NNA sientan la residencia como un lugar propio fomenta su sentido de pertenencia, ya sea que permanezcan allí de manera temporal o por períodos más largos. Permitirles personalizar sus habitaciones con elementos que los identifiquen, como fotos o colores de su preferencia, les ayuda a sentir el espacio como suyo y fortalece su conexión emocional con el lugar.
Vinculación segura y estable con el equipo:
Minimizar la rotación del personal en las residencias es fundamental para fomentar relaciones de confianza. Cada cambio o transición en el equipo puede afectar negativamente la percepción de estabilidad y seguridad en los NNA.
Transiciones suaves ante cambios inevitables:
Cuando no es posible evitar un cambio, como una derivación a otra residencia o un cambio en el equipo profesional, se recomienda abordar el proceso con anticipación y transparencia. Esto incluye conversaciones abiertas y apoyo emocional por parte de figuras de confianza, lo cual permite que los NNA se adapten de manera más saludable a las transiciones.
Acompañar los cambios fisiológicos en el paso a la adolescencia:
Anticipar y explicar los cambios físicos y temas de salud reproductiva a los niños y niñas en residencias, mediante recursos personalizados como cápsulas informativas, libros, material impreso y conversaciones cotidianas, s fundamental para la preparación de los cambios.
Conocer las relaciones del NNA con personas externas y evaluar su seguridad:
Monitorear las relaciones que los NNA mantienen con personas fuera de la residencia permite identificar posibles riesgos y asegurar un entorno de apoyo. Evaluar regularmente estas interacciones contribuye a proteger su bienestar y garantiza que el círculo de personas cercanas sea beneficioso para su desarrollo.